Por: Fiorella Tesén
El pasado domingo, después de un desayuno bastante frío y cremoso (que traía una cereza para endulzar y decorar) con un amigo, quien trata de desvestirse de todo tipo de prejuicio que traiga encima, nos encaminamos al cine, a ver esa película a la que tanta publicidad le han estado haciendo y cuyo nombre se me quedó retumbando en la cabeza al unísono de mi poco andar diario.
¿Que cuál es el nombre de dicha película? ¡Ah! ¡Sí!, lo olvidaba... se llama: "Avatar".
Y empezó Avatar, un filme de James Cameron. Aparecían naves y cosas medio espaciales, en un lugar llamado Pandora; hasta que apareció un atractivo guerrero (Sam Worthington) cuyas piernas no le respondían. ¿Qué hacía él en Pandora? Pues, se le encomendó una tarea: "Conocer a los n'avis, aprender de ellos"; ¿para qué? Para poder conocer el mundo de estos y así extraer un mineral con alto valor monetario para los humanos; y ¿quiénes son los n'avis? Los n'avis son unos seres cuya piel es de color azul, gran tamaño y rasgos felinos los caracterizan (ojos, nariz y cola); ¿cómo lograría aprender de los n'avis? Siendo como uno de ellos, siendo un avatar.
Un avatar es un ser que ha sido creado con el 50% de genes de un ser humano, y el otro 50% de un n'avi.
Y mientras empezaba a entender y comprender la trama de esta película, mi mente iba tejiendo y entrelazando así como relacionando con la realidad que he visto, que he vivido y que me rodea.
Los n'avis son unos seres que aman la naturaleza, la valoran y respetan. Creen que sus ancestros han dejado sus plegarias en un árbol (el árbol de las almas) donde pueden escucharlos, y que sus divinidades pueden salvarlos; su mundo mágico tiene existencia propia. Los 'humanos' no creen en esto (al menos el escuadrón explorador/explotador) y si no creen, no respetarán este mundo; es por esto que, van a destrozar y destruir la comunidad n'avi con tal de obtener el mineral ansiado. Y esto fue lo que me hizo pensar en las comunidades nativas, no solo peruanas, sino las que existen en nuestro globo. Comunidades que tienen una gran riqueza mineral, vegetal y animal, riquezas que tientan a los ajenos, quienes no tienen escrúpulos para invadir sus tierras, faltando el respeto a sus creencias, violando sus reglas, desestructurando sus organizaciones, y hasta matando a su gente. Eso fue lo que me gustó de Avatar, la realidad que ha sido reflejada en la ficción; pero, jamás superada, créanme, es mucho peor.
Por otro lado, el personaje principal, Jake, se aproxima y se ve inmerso en la comunidad de los n'avi, a quienes debe investigar para aprender de estos; pero, de quienes termina siendo parte. Al ser parte de estos deja de verlos como 'objetos' cuyas tierras hay que explotar; para, defenderlos pues comprende y comparte la cosmovisión de estos. ¿Utópico? Tal vez, pero no imposible. Creo que si las personas le dedicaran un poquito de su tiempo a conocer las diferentes comunidades aprenderían de ellas y las respetarían, se darían cuenta de que "nuestra realidad no es la única ni la mejor", y que hay otras realidades coexistiendo con la nuestra, las cuales merecen respeto.
Finalmente, termino esto con una cita de Benedetti que vale la pena reflexionar: "La codicia depila la Amazonía".